Por Alfredo Portillo. Dos de las consignas más voceadas en Venezuela durante las últimas semanas han sido ‘transformación universitaria’ y ‘calidad de la educación’, las cuales forman parte del intenso debate que se ha generado en torno a la educación universitaria en nuestro país.
Partiendo por entender que transformar es “hacer que algo cambie su forma o sus características, o hacer que alguien cambie su manera de ser, sus hábitos o costumbres”, entonces hablar de transformación universitaria significa provocar cambios en las organizaciones universitarias (públicas y privadas) que existen en Venezuela, los cuales se deben reflejar en sus instalaciones, sus equipamientos, sus procedimientos, sus políticas y su gente.
Por otra parte, si se entiende que la calidad es el “conjunto de cualidades o propiedades que caracterizan una cosa o persona”, al referirnos a la calidad de la educación universitaria estaremos hablando entonces de esas características específicas del servicio educativo universitario, que tiene como objetivo fundamental suministrar conocimientos, habilidades, destrezas y valores a las personas que van a intervenir la realidad.
Así que, la transformación universitaria debe ser asumida como un proceso permanente de cambio en las organizaciones universitarias, para que la calidad (características) de la educación universitaria se traduzca en profesionales capaces de intervenir adecuadamente la realidad y en consecuencia mejorarla, para que la calidad de vida de la sociedad sea cada vez mejor. En tal sentido, la permanente transformación universitaria como proceso y la mejor calidad de la educación como resultado, deben formar parte de todas las organizaciones universitarias venezolanas, llámense Universidad Indígena de Venezuela, Universidad de Los Andes, Universidad Metropolitana o Universidad Bolivariana de Venezuela, sea en las carreras de ingeniería química, psicología integral comunitaria, odontología, diseño industrial o agroecología.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario