Por Alfredo Portillo. Ya se ha hecho cada vez más frecuente la ocurrencia de atracos y arrebatones contra los ciudadanos que transitan por la ciudad de Mérida, para despojarlos de sus pertenencias: cartera, dinero, celular, zapatos, computadora portátil, etc. Y esto ha venido ocurriendo en los diferentes espacios de la ciudad y en diferentes horas del día y de la noche.
Al tiempo que esto está sucediendo, en la ciudad de Mérida no se observa una presencia policial permanente que responda a una estrategia de seguridad ciudadana, que apunte a la prevención, la disuasión y la reacción, para combatir este problema. Cualquiera se puede dar cuenta de la situación a la que me estoy refiriendo.
En términos sencillos, la prevención significa la medida que se toma de manera anticipada para evitar que una cosa mala suceda; la disuasión, por su parte, es la capacidad de conseguir que alguien cambie su manera de actuar, pensar o sentir; mientras que la reacción es la capacidad de actuar rápidamente contra la acción de otra persona.
En vista de esto, no estaría mal que las autoridades responsables de la materia de seguridad ciudadana, se tomaran algunos meses para diseñar e implementar un plan que tenga por objetivo resguardar de manera efectiva a las personas que habitan en la ciudad de Mérida. Un plan en el que la ciudad sea dividida en sectores, que progresivamente vayan siendo impregnados con una atmósfera de seguridad, en la que la presencia policial sea notoria. Porque, ¿para qué tanta modernidad, con teleféricos, trolebuses y aeropuertos, si la inseguridad nos limita la existencia?
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