Por: Adelfo Solarte. En muchas ciudades a estas alturas ya se ha comprobado el gran aporte que cumple la gestión de riesgos en áreas urbanas como espacio propicio para la participación ciudadana.
Se parte de la consideración de que el riesgo urbano puede ser percibido no sólo como un problema o una perturbación para la vida, sino como una posibilidad para desplegar una forma de ver y entender la ciudad de cara a prácticas que estén alineadas con la noción de desarrollo sostenible.
Es decir: el riesgo urbano debe tener como respuesta la gestión y ésta estrategia debe estar sostenida por la participación de los ciudadanos. Esta práctica puede permear hacia acciones urbanas que mejoren la calidad de vida.
Mediante la comprensión y el abordaje de la vulnerabilidad social, la promoción de la cultura preventiva y el desarrollo de la participación consciente es posible aprovechar las bondades que puede deparar la gestión de riesgos como estrategia de acción urbana.
La vulnerabilidad es uno de los conceptos que hacen posible la comprensión del riesgo. Es, de hecho, el elemento crucial de lo que algunos importantes autores definen como un verdadero cambio de paradigma en torno a la problemática de los desastres.
Es decir, el problema ya no se enfoca tanto en el evento de ocurrencia del desastre y la respuesta (administración del desastre) sino en el riesgo que predispone al desastre, el cual es construido socialmente a partir de prácticas que se traducen en factores de vulnerabilidad.
Ningún desastre puede suceder sin la previa existencia de una situación de riesgo, la cual no solo permite la ocurrencia del desastre sino determina también la dimensión de sus impactos.
En consecuencia, el riesgo se convirtió en el elemento sustancial para entender cómo se “construyen” los desastres, y determinar los elementos (o procesos) sobre los cuales se debe incidir para evitar la ocurrencia de un desastre o reducir sus efectos, según explican especialistas como Gellert-de Pinto.
La incorporación protagónica de la variable vulnerabilidad en la ecuación del riesgo fue la pieza que redefinió en gran medida los discursos: los desastres no son naturales e incluso la amenaza no es natural, pues un fenómeno natural potencialmente peligroso se convierte en amenaza para un grupo humano solamente cuando éste es vulnerable.
Puedes tener más información sobre el tema sintonizando todos los viernes, de 4 a 5 de la tarde, el programa Información ¡A todo Riesgo!, por la emisora Éxitos 100.9, disponible en la Web por exitos1009fm.com.ve Síguelos en Twitter en @adelfosb
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