Por: Adelfo Solarte. Quiero aprovechar este espacio para compartir con ustedes algunos aspectos de una investigación que emprendimos hace unos años en el Postgrado de Desarrollo Urbano Local, para la cátedra Historia de la Ciudad, y que por estos días de turistas de visita en Mérida me ha parecido interesante exponer.
El trabajo llevaba por nombre “Mérida: la ciudad que habita en los periódicos” y consistía en una revisión de la prensa escrita de aquella época – fundamentalmente el diario El Vigilante – que permitía percibir la forma cómo se mostraba Mérida como incipiente urbe.
Por ejemplo, un aviso aparecido el martes 5 de enero de 1960, específicamente un pequeño anuncio clasificado, ubicado en la sección Avisos Económicos, informaba de una venta: “SE VENDE una finca en La Pedregosa, a un cuarto de hora de la ciudad de Mérida (…)”.
De este aviso se desprende un dato delator de la percepción que de la ciudad tenían sus habitantes. La respuesta a ¿Cómo veían los merideños de 1960 a su pequeña ciudad? puede surgir del texto de ese intrascendente aviso de venta. Al advertir que la finca en La Pedregosa está “a un cuarto de hora de la ciudad de Mérida” se manifiesta la noción colectiva (es un aviso que debe ser claro y entendido por todos los lectores debido a sus intenciones de venta) de que La Pedregosa no era parte de la ciudad. Es decir, el aviso nos habla de una escala de la ciudad, de su extensión urbana en este caso aún restringida a tal punto que La Pedregosa – hoy parte integral de la ciudad – no era concebida como la ciudad.
Otro corto aviso, publicado esta vez el 9 de enero de 1960, mostraba el siguiente texto: “Alquiler 150 Bs. Mensuales. Local + Vivienda pequeña, muy céntrica. Calle 24”. Lo cual nos devuelve a lo dicho sobre una realidad del casco central, dado en 1960 a posibilidades de negociación, eso sí cada vez más ligadas al destino comercial de los inmuebles.
Otro aviso que sorprende por su contenido pero que resulta de gran riqueza cultural y urbana es el aparecido el miércoles 2 de marzo de 1960, en la página 6. Decía así: “Se vende casa-quinta recién construida en Los Chorros de Milla, a un lado de la casa de Doña Rosa González. Tiene instalaciones de luz y agua potable. Para informes: Jorge Uzcátegui en Plaza de Milla”.
Sorprende la nota por dos razones: por la familiaridad con la que el anunciante da la dirección del inmueble objeto de la venta (a un lado de la casa de Doña Rosa González) y por el interés en resaltar que la vivienda tiene agua y luz, servicios que vistos desde hoy, quedarían descartados de cualquier publicidad, por obvios.
Este aviso puede estarnos hablando de una percepción urbana muy íntima, una capaz de mantener un diálogo entre los habitantes de la Mérida de 1960, y que se traduce en discursos como el de referenciar una dirección dando el nombre de una vecina que vive junto a la vivienda en venta. Lo cual ratifica la dimensión breve que alcanzaba la ciudad de Mérida, lo que permitía semejante exceso en eso de dar direcciones y puntos de referencias.
Lo de los servicios indicaría que para el año 1960 no todas las áreas de la ciudad estaban cubiertas con un servicio regular de agua y electricidad, razón por la cual era muy importante y estratégico para la venta advertir a los lectores de estos beneficios.
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