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martes, 21 de mayo de 2013

Miércoles



Por Miguel Jaimes. Doña Alcira tiene en su haber más de cien años y mayo es su mes. Vive en lo más alto de La Mucuy, es madre de tres muditas talladoras, María Elodia, María Elda y María Edicta, nacidas en 1934, 1936 y 1956.
Contaba recuerdos iluminados de una hambruna bíblica. Decía que el día miércoles es el tercer puesto encomendado a las nuevas culturas, va acompañado por Mercurio, su planeta. Dedicado al Dios del comercio y ante su presencia se santiguan viajeros eternos que andaban en la montura de briosas animas; por eso los templos fueron edificados a la entrada de cada pueblo.
Se anuncian miércoles de Ceniza con sus cuarenta y dos noches de Cuaresma antes de la llegada de la Semana Santa. Era la reunión de los sacerdotes a la medianoche para marcar el inicio de la Pascua.
Fueron horas reunidos con el Sanedrín y Judas Iscariote para lanzar una frase que eternizó al tribunal religioso: ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os entrego a Jesús?  Todo decidido por treinta monedas que terminaron cayendo desde la sombra de una soga que cobró la vida a un ambicioso.
Por eso el hombre fue obligado a recibir el Día de Ceniza. Advertidos para reunir palmas usadas el Domingo de Ramos las cuales nacieron por vez primera en la tierra donde cayó la indeseada fortuna al momento de la traición. Colocadas en grandes montañas ardían hasta quedar convertidas en polvo.
Pero la vida cobró un ayuno eterno de treinta y seis jornadas, previo a la marca que hace arder la frente de los feligreses. Fuego de una polvareda proveniente de la tierra donde el hombre inició la quema de lo viejo y empezó a agrietar los postigos que dan entrada a semejantes desconocidos.
Doña Alcira se reunía a un lado del fogón de leña, sostenida sobre su vieja silla de madera, decía: miércoles, ciclo donde se oyó por vez primera el relinche de un caballo azul. Brioso jamelgo con montura tallada para trayectos largos. Aparecía y desaparecía. Únicamente revelado a quienes hayan quemado las viejas eras y estén envueltos en lo diferente.
La Mucuy 
lamucuyandina@gmail.com 


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