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lunes, 13 de mayo de 2013

¿Problemas u oportunidades?


Por Jocelyne Ramniceanu. Nuestra experiencia nos enseña que la vida está llena de obstáculos y generalmente vamos resolviendo uno a uno en la medida en que estos se nos van presentando en forma de problemas. Por lo general son muchos, son tantos que nos hemos acostumbrado a verlos como algo natural, como un reto, o como un dolor de cabeza.
Ellos  aparecen continuamente, si no es uno es el otro y nos resultan tan familiares que a veces pensamos que si no tenemos un problema o varios, tal vez estemos dormidos o muertos y los extrañamos hasta tal punto que pareciera en algunos casos que los buscamos para sentirnos vivos y activos .
Los hay de todas las formas y tamaños, grandes y pequeños, ligeros y pesados, importantes o aquellos que pueden esperar. Aquellos que creamos y nos sabemos responsables o aquellos que creemos que nos ocurren y nos sentimos victimas de alguien a quien culpar.  En fin, son tantos que cada vez que se presenta uno, comenzamos a revisar en nuestro archivo, nuestro disco duro interno por las soluciones posibles a ver cual se ajusta mejor para abordarlo y remediarlo. Siempre acudimos a nuestra base de datos, siempre miramos a través de nuestras experiencias pasadas buscando la solución.
Es usual creer que hemos encontrado la salida a un problema, lamentablemente es una sensación temporal porque ellos se repiten en el tiempo variando los personajes involucrados, las situaciones y las cosas, pero al fin y al cabo son los mismos aunque luzcan nuevos y distintos. Estamos buscando en el lugar equivocado, por eso los seguimos viendo con distintas vestimentas y en ambientes diferentes, pero los problemas no se han ido, solo se han atenuado para regresar.
Nosotros no tenemos manera de resolver los problemas a través de nuestros programas o memorias porque en definitiva son ellos mismos los que los causaron. Muchas veces creemos que hemos resuelto algo desde lo conocido pero esto es tan solo una ilusión que nos da tranquilidad momentánea como un bálsamo que alivia temporalmente nuestras inquietudes, preocupaciones y miedos
Cuando dejamos de buscar afuera el remedio y miramos dentro de nosotros, comenzamos a ver el problema con nuevos ojos, nuestra percepción cambia y el problema lentamente se evapora o nos sorprendemos porque aparece una solución mágica.
Todo obstáculo que se nos presenta en nuestra vida es siempre una nueva oportunidad de emendar nuestros errores de juicios, interpretaciones y creencias para llegar al estado como originalmente fuimos creados, “Puros de corazón”.
Los problemas no existen realmente en el mundo exterior, no están en la pantalla en la cual proyectamos nuestros pensamientos. Ellos se encuentran dentro del proyector que es nuestra mente,  porque son sus propias creaciones y las soluciones nunca las podremos encontrar allá afuera por muy real que estas parezcan.
Afuera se encuentra el escenario de nuestros pensamientos más no el guión que le dio vida. Hay que ir a la causa, donde fueron creados,  hay que regresar a nuestro interior, que es donde se han formado las creencias y las formas como percibimos el mundo, es solo encontrándonos y modificando nuestras convicciones cuando hallaremos las respuestas, y aquello que nos trae paz.
Los problemas son creaciones de la mente subconsciente que nos sacan de nuestro estado natural para caer en la ilusión y alejarnos de nuestra conexión divina. Ellos también son oportunidades que nos muestran que aun no hemos corregido algo errado en nuestro sistema de creencias. Los problemas se resuelven solo cuando nos reconectamos con nuestra fuente interna y confiados preguntamos qué hacer. Solo cuando estamos abiertos es cuando estamos listos para recibir la información correcta.
Puedes observar los obstáculos des-apegadamente y preguntar  “¿Que está sucediendo en mí que estoy creando este problema en mi vida?” o  “Divinidad por favor limpia en mi aquello que ocasiona que yo perciba esta situación como un problema” o “¿Que está ocurriendo en mi interior que estoy manifestando este problema ahora?” y puedes agregarle las palabras GRACIAS  y TE AMO si así lo sientes tantas veces como quieras.
Cuando no sepas que hacer, no hagas nada, pregunta y confía, deja que la divinidad te guie, cuando si sabes que hacer, seguro te olvidaste preguntar. Si crees que sabes, estas confiando de nuevo en tus programas.
Ahora le doy las gracias a los problemas que aparecen en mi vida y los dejo ir sin engancharme porque me han mostrado que estoy juzgando equivocadamente y puedo rectificar. Ahora en vez de dolor, rabia, frustración decido conectarme con el amor, comprensión y compasión que existen en mí. Gracias.
Te amo.

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