Por Alfredo Portillo. En el año 2007, el Profesor Humberto Ruiz, para entonces Vicerrector Académico de la Universidad de Los Andes (Mérida – Venezuela), informó sobre la posibilidad de incorporar en las diversas carreras universitarias, asignaturas que le permitan a los profesionales contar con un componente en formación empresarial, y agregó que “…la nueva tendencia en la educación superior, a nivel internacional, es desarrollar competencias en sus estudiantes para que, de buscadores de empleos, se conviertan en generadores de puestos de trabajo, para sí mismos y para otros profesionales de diverso nivel educativo” (Cambio de Siglo, 25-5-07). Transcurridos varios años de tal planteamiento, es muy poco lo que se ha hecho en ese sentido.
La propuesta del Profesor Ruiz coincide con los aportes que al respecto han realizado algunos académicos de universidades latinoamericanas, como por ejemplo, el desarrollado en el artículo “Hacia una universidad con espíritu empresarial”, de Rodrigo Valera (2005), y “La universidad de emprendedores que Chile necesita”, de Fernando Vigorena (2011). Al respecto Valera dice que se requiere “…un cambio significativo en nuestras instituciones educativas, de forma tal que seamos capaces de producir, en el largo plazo, todos los empresarios exitosos que nuestros países demandan y de crear una Cultura Empresarial que llegue a todos nuestros conciudadanos…”. Por su parte Vigorena señala lo siguiente: “Debemos lograr que nuestra cultura tenga conciencia de que el ejercicio profesional de este siglo está vinculado a un nuevo paradigma, que va más allá de mantener un puesto y que el éxito de un profesional se mide ahora no con el parámetro del título del cargo y el sueldo percibido, sino a través del logro, la autorrealización, el desarrollo del carácter, la independencia, la responsabilidad social, el ser generador de empleo y emprendimientos”.
Siguiendo esa línea de pensamiento, un grupo de investigadores del Núcleo Universitario “Rafael Rangel” de la Universidad de Los Andes, realizó una investigación para indagar acerca de la actitud de los estudiantes, profesores y egresados sobre la formación empresarial en la carrera de Ingeniería Agrícola (Visión Gerencial, Nº 2, 2009). Como parte de la justificación de esa investigación está la necesidad de realizar estudios en aras de proponer un componente con asignaturas relacionadas con las actividades empresariales, para hacer que el egresado se desempeñe en el libre ejercicio de la profesión y pueda acceder ventajosamente al mercado laboral público o privado.
Uno de los resultados del estudio mencionado indica que los tres grupos analizados (profesores, estudiantes y egresados) coinciden en que el espíritu emprendedor en la carrera de Ingeniería Agrícola es bajo, por lo que se recomienda que en la formación del ingeniero agrícola debería incluirse también el componente de espíritu emprendedor, que permita el fomento de la cultura empresarial. Para ello se propone, por la modalidad de Plan Académico Interdisciplinario (PAI), ofertar el área de Formación Empresarial, para proporcionar las herramientas necesarias para la formación empresarial y, por ende, desarrollar el espíritu emprendedor. Una manera así de avanzar hacia una universidad con espíritu empresarial y
emprendedor.
alportillo@ula.ve
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