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martes, 7 de mayo de 2013

Llego el tiempo de tocar y ser tocado


Por Jocelyne Ramniceanu. Qué extraño resulta este tema, es un tema álgido para ti, para mí, estamos programados a obviar nuestras necesidades naturales. Me refiero al contacto cariñoso, la manifestación del amor.
¿Que sientes cuando te tocan con cariño, te acarician?  ¿Y si resulta tan agradable porque nos privamos de sentirlo con mayor frecuencia? ¿Sabes que muchos podemos pasar largas temporadas sin haber tocado a alguien apartando nuestros hijos, padres  y cónyuges? Y ¿qué hay de aquellos que están lejos y  no tienen familia, o si ya eres mayor, y no tienes a nadie a tu alrededor? También están quienes aunque estén muy acompañados viven sus propias prisiones  sin muestras de afecto, solo el saludo  convencional.
Sabes que agradable es darle un cálido apretón de manos a alguien, un abrazo o simplemente acariciar naturalmente su espalda. Los bebes no pueden sobrevivir sin recibir este cálido contacto.
¿Te imaginas cuanto nos aliviaría recibir unas cuantas demostraciones de afecto?, y no me refiero únicamente a las palabras que nos reconfortan. ¿Entonces porque nos privamos de aquello que tanto anhelamos?
Nos hemos privado demasiado, incluso preferimos la soledad del aislamiento que enfrentar nuestro miedo al rechazo. ¿Creemos que si nos mostramos vulnerables nos van a dañar? ¿Quién nos hace más daño que nosotros mismos?
Muchas veces  tomamos la expresión de cariño como un atrevimiento aunque sea una simple demostración. Con un niño pequeño la situación es distinta, nos sentimos cómodos y libres de pasarle la mano por la cabeza o simplemente darle unas palmaditas. Igual sucede cuando acariciamos a nuestros animales, el perro o el gato. ¿Sabes cuantos adultos necesitamos ser tocados y nos avergonzamos de pedirlo?  A veces nos sentimos incómodos cuando nos tocan, no queremos vernos necesitados, o  tememos exceder la barrera de lo mentalmente permitido. Si tan solo podemos lograr romper esa barrera de nuestros tabúes, creencias, y pensar que tan solo estamos dando y recibiendo amor…. Es nuestra mente la que juzga, son nuestros pensamientos que nos mantienen apartados, es nuestro temor al que dirá o que pensara el otro. Sabes, el otro no existe, ese eres tú quien juzga. Tienes temor a romper tus esquemas, tus hábitos, y te privas de dar y recibir. Cuando nos privamos de brindar cariño a otros seres, nos estamos privando a nosotros mismos de fluir con la más simple  y natural expresión de amor.
Es a nosotros a quien estamos limitando. Limpiemos esas memorias de que acariciar es malo, es una de las más profundas creencias que tenemos arraigadas y que nos mantienen solitarios, amargados, deprimidos e infelices. Regalar cariño es regalar felicidad. Lo que sale de ti siempre regresa a ti. Dios nos dio brazos no solo para maniobrar los objetos y alimentos, nos lo dio para que hiciéramos uso acariciando, abrazando. También la piel no solo cumple la función de proteger nuestro cuerpo, junto con nuestras manos son todo un sistema completo de comunicación táctil.
¿Que si te van a rechazar? Nadie te rechaza, eres tú mismo que ves el rechazo en el otro, porque el otro únicamente es tu espejo. Limpiemos esos bloqueos que te alejan de la expresión del amor. Regálate felicidad.
No hay mejor manera de expresar la ternura que con un toque cariñoso. Nuestra sociedad y nuestras creencias nos han mantenido aun mas separados, pero que gratificantes son aquellos eventos donde las personas se abrazan al finalizar. La vibración  energética de nuestro cuerpo sube como un cohete. Es tiempo de abrazar. De tocar, de hacer feliz y ser feliz.
Te amo

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