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miércoles, 22 de enero de 2014

Al pan, pan y al trigo, trigo

Por Alfredo PortilloHay que llamar las cosas por su nombre, así falte el vino. En Venezuela de nuevo se le han visto las costuras a la soberanía alimentaria y a la dependencia de la población de un alimento fácil de comer y asociado a enfermedades como diábetes e hipertensión, como es el pan. Aparentemente, como efecto del cambio climático en las latitudes del norte, las importaciones de trigo canadiense sufrieron un retraso, y por eso no ha habido suficiente harina para producir el pan nuestro de cada día. Las colas de gente en las panaderías, en espera de una cuenta de pan, han sido notorias. De nuevo, nuestro eterno salvador, Estados Unidos, nos ha sacado los pies del barro. Ya vienen en camino unas cuentas miles de toneladas de trigo estadounidense, para saciar el hambre de molienda de los molinos venezolanos, y para saciar el hambre de millones de venezolanos que no se pueden acostar, si no se comen una miga de pan. La verdad es que la Venezuela independiente, cacareada a los cuatro vientos en los discursos altisonantes, pende de un delgado hilo hecho de cereales. La población venezolana está cada día más esclavizada a una dieta alimentaria cerealera, sea de la arepa de maíz, o del pan de trigo.
 alportillo@ula.ve



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