
Quienes se desplazan en automóvil, y quienes lo hacen a pié, han tenido que aprender a lidiar con los nuevos vecinos, con sus apariciones repentinas, con sus cambios de velocidad, con sus adelantos por la derecha o por la izquierda. La disputa acérrima de los microespacios de circulación forma parte ya de la cultura urbana.
Se ha hecho frecuente la ocurrencia de accidentes de tránsito en los que las motos han sido protagonistas, cuyos conductores han llevado la peor parte, con saldo fatal en muchos de los casos, alimentando en buena medida las páginas de sucesos de los periódicos de circulación regional y las estadísticas de tránsito y de salud.
Así que, hay que comenzar a plantearse con seriedad el fenómeno de las motos en la ciudad de Mérida, en términos de si son una solución para algunos o un problema para muchos, a fin de colocarlo en prospectiva y establecer efectivos mecanismos de regulación y control, antes de que sea demasiado tarde.
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