
Tal como en Bogotá, en Mérida se puede armar una estructura de gestión basada en seis proyectos: tres principales y tres complementarios. Los principales serían: 1. Producción sostenible, para reducir las basuras generadas mediante la sustitución de los insumos y productos finales por recuperables o biodegradables; 2. Cultura de reducción de basuras y
separación en la fuente, orientado hacia la formación ciudadana en materia de reciclaje, separación en la fuente y disposición diferenciada de residuos sólidos; 3. Regularización y formalización del reciclaje como componente del servicio de aseo, a cargo de empresas integradas y administradas por organizaciones de recicladores de oficio, generando procesos de inclusión de esta población.
Los tres proyectos complementarios serían: 1. Aprovechamiento final y minimización de la disposición en relleno sanitario, con el fin de maximizar el aprovechamiento final y reducir al mínimo los residuos sólidos dispuestos en el relleno sanitario de la ciudad; 2. Escombros cero, a través del diseño e implementación de un modelo eficiente y sostenible de gestión de los escombros en la ciudad, propendiendo por la mayor recuperación y reincorporación al proceso constructivo de la ciudad y por la utilización de plantas de reciclaje; 3. Gestión integral de residuos especiales y peligrosos, mediante el diseño e implementación de un modelo eficiente y autofinanciable para el manejo de los residuos sólidos especiales y peligrosos. De esta manera, con algo de planificación y buena gestión, Mérida puede llegar a ser una ciudad más humana.
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