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domingo, 10 de noviembre de 2013

Sal

Por Miguel Jaimes. Cuando techos de tejas enmohecidas comenzaban a sonar hasta casi desarmarse, todos en silencio miraban sus angustias sorprendidas, diciéndose: ¡son brujas que de nuevo vienen por sal.
Eran hechiceras las que arriba bailaban y causaban escándalos que atemorizaban a cualquiera. Venían vestidas como damas de negro, traían velas entre sus uñas que no se apagaban por más fríos que fueran aquellos aires desprevenidos.
Esto aún sucede por los lados más remotos de La Mucuy, allá en medio de partes altas, arriba de la curva Los Sauces por entre un camino de una calle angosta, donde rocas expulsadas por quebradas espantadas hacían el intento de sostener barro que se movía como queriendo caminar, todos buscaban la comodidad de un nuevo espacio.
Por esos lados existió un matadero llamado El Salado. Allí sacrificaba ganado y se conservaba, durante años lanzaron toneladas de sal en esté abnegado trabajo. Fue donde los cazadores conocieron el dolor y lagrimas de desesperados animales que imploraban con sus llantos vidas saqueadas.
Cuando estas adivinadoras lanzaban piedritas y zapateaban en techos asustados, el terror advertía entre gritos tatareados, ¡venga mañana por sal! Cosa que las inocentes lémures hacían al día siguiente.
Se cuenta que estando condenadas, trasformaban suspiros perdidos en animales raros, volando con facilidad entre techos y copas de Maitines. Encaramadas se guindaban igual que murciélagos regurgitando. Tenían arrías y aguzadas uñas que recolectaban una a una las desperdigadas migajitas de sal.
La sal escondida aparecía tras el llanto de ancianas irritadas que en medio de copiosas actividades habían limpiado los saladeros, cuando fueron lanzados fríos granos penetrados en sacrificadas carnes que conservadas duraban meses para la diaria comida.
Algunas de estas almendritas salían como aerolitos en medio de triperías donde inmolaban el ganado y algunas bestias enfermas. La sandunga sabía ocultarse entre cunetas y marquesinas oscuras, para sólo aparecer cuando eran solicitadas por amuelaos y no tan sumisos seres.
Columna La Mucuy 
Twitter: @migueljaimes2

Skipe: migueljaimes70

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