La verdad es que no sé exactamente en cuánto se ha avanzado en esta materia, desde que el ministro Efrén Andrade, en los comienzos del gobierno del primer gobierno del Presidente Hugo Chávez, lanzó a los cuatro vientos el cuento de la agricultura urbana organopónica, las mesas de cultivo y los gallineros verticales. Sería interesante conocer las cifras que al respecto ha podido reunir el Ministerio de Agricultura y Tierras.
Sin duda que ha habido algunas pequeñas experiencias que pueden resultar de interés, pero pareciera que sigue siendo algo muy puntual. Aquí en Mérida, por ejemplo, se pueden mencionar las experiencias de agricultura urbana y periurbana que se han desarrollado en la zona de El Arenal y La Pueblita, pero es algo de muy pequeña escala. En el resto de la ciudad de Mérida abundan los pequeños espacios vacíos que pueden ser utilizados para producir rubros agrícolas en zonas residenciales como Los Sauzalez, La Humboldt, Los Samanes, Las Marías, La Hechicera, etc. Sin embargo, la gente sigue aún sometida a la penuria de tener que hacer colas en procura de una harina “PAN” para hacer arepas, porque NI SIQUIERA se le ha enseñado a utilizar los residuos como cambur, auyama, calabacín, etc., para prepararse otro tipo de arepa (para tener un patrón de consumo alternativo). Mientras tanto, los medios del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI) siguen dedicados a difundir discursos tras discursos, y prácticamente no dedican horas de radio y televisión a educar a la población venezolana en materia de agricultura urbana y utilización racional de los alimentos. Así que, ¿cómo hablar de soberanía agroalimentaria?
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