Por Alfredo Portillo. Reflexionando acerca de la geografía de las recientes protestas en la ciudad de Mérida, revisé algunos artículos relacionados con este tema, uno de los cuales es el escrito por el sociólogo Immanuel Wallerstein, titulado “La lucha mundial de clases: la geografía de la protesta” (http://www.jornada.unam.mx/2012/06/03/mundo/026a1mun), el cual recomiendo ampliamente.
En el caso de la ciudad de Mérida es interesante observar cómo las protestas se han dado de manera más intensa en un área que tiene como eje a la avenida Las Américas, y que abarca ámbitos de las parroquias Spinetti Dini, Mariano Picón Salas, Sagrario y El Llano, donde habitan principalmente personas que pueden ser ubicadas como clase media merideña. Fíjense que las protestas no se han dado en zonas merideñas de clase media-baja y baja, ni en zonas de clase media-alta y alta. Además, al hacer una revisión de recientes resultados electorales, uno se consigue que los llamados sectores de la oposición han obtenido, en algunos centros de votación de estas parroquias, cifras favorables que oscilan entre el 70 y el 80% de los votos. Es decir, esa suerte de elipse territorial que se puede dibujar en torno a la avenida Las Américas, es literalmente un bastión opositor al gobierno regional merideño y al gobierno nacional venezolano.
Por otra parte, al momento de evaluar la futura evolución del fenómeno de las protestas en Mérida, sería bueno tomar en cuenta que en el territorio considerado han sido emplazados varios centros comerciales, que lo convierten en un territorio de alta oferta de productos, lo que fortalece la ideología del consumo, unido al hecho que, quienes allí habitan, han venido sintiendo el impacto, por un lado de la inflación, y por otro lado de la escasez de algunos productos de primera necesidad, conformándose así un caldo de cultivo para una mayor radicalización de sus exigencias y de su protesta en sí.
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