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viernes, 13 de junio de 2014

Pléyades

Al sueño de un Padre.
Por Miguel Jaimes. Los bólidos de las Pléyades provienen del sacrificio de cientos de palomas. Una a una salieron en formación con la intención de poder conformar doce, a fin de homenajear a los meses del año, pero cinco de ellas se cayeron quedando solo siete. Entonces fueron dedicadas a los días de la semana y así se les conoce como siete hermanas, cabrillas o cabrillos.
Para sentirse protegidas pasan a un lado del velo de la antigua constelación de Tauro. Este grupito de jóvenes estrellas van juntas pero permanecen a años luz del alcance de un ser humano; solo aquel que logre tocarlas cambiará el amor en la tierra de millones de humanos y las cosas de este sentimiento podrían ser otras.
Son las estrellas más grandes y brillantes de la multitud, color blanco azulado y cerca de cinco veces más grandes que el sol. Están encargadas de calibrar las distancias entre el acercamiento de los buenos, hoy muy distantes pues la tierra —para huir de las guerras— aceleró su movimiento y dejó a las Pléyades fuera de su alcance; todas se estrellaron y la vida en la tierra cambió demasiado rápido.
Por ello su distancia se desconoce y su efecto aún no puede ser alcanzado. Las nuevas se reunieron en un grupo de quinientas estrellas azules y solo siete de estas pueden ser vistas.
Entonces sus vidas han quedado reducidas a polvo del cual se espera que en este momento esté cayendo para ser absorbido por miles. Las primeras arenas se depositaron en altas lagunas y muchos han de tener que viajar hasta lo más alto de las montañas para poder beber el efecto deseado. Allí arriba se han reproducido por miles y aguardarán la celebración de las futuras visitas. 
Ellas anuncian días invernales, tristes, pero la fórmula será rota cuando un hombre logre tocarlas, pudiendo romper el maleficio de una soberbia que acabó con la vida de cientos de guerreros cuando estos viajaron hasta más allá del cielo para convertirse en el polvo del corazón.  
Muchas de ellas se espera que caigan sobre mercados, pues las asocian a la vida de los lugares donde conversan todos inundados de sabores, colores y recetas de viejísimas comidas.
Columna La Mucuy 
@migueljaimes2
Skype: migueljaimes70


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