Por Alfredo Portillo. En la imagen anexa se pueden apreciar algunas muestras de harinas que he venido produciendo de manera artesanal para el consumo familiar. Aparecen las muestras de harinas de trigo, maíz, cambur, garbanzo y lenteja. Igualmente es posible producir harinas de papa, apio, plátano, conchas y semillas de auyama, etc. La idea básica para ello es simplemente combinar el uso de un horno solar para procesar las materias primas deshidratables, como papas, cambures y conchas de verduras, y una máquina de moler para procesar las materias primas ya secas como maíz, trigo y garbanzos, y las deshidratadas.
Esta variedad de harinas amplía de manera significativa las posibilidades culinarias y el contenido nutricional de las comidas que se elaboran. Porque ya no solamente se asocia de manera tradicional el insumo harina a los productos arepa y pan, sino que se puede pensar también en la elaboración de salsas, cremas, sopas, tortillas, etc., a partir del uso de una o varias de las harinas mencionadas. Es cuestión de imaginación.
Ahora bien, se me ocurre que la idea-praxis expuesta en este artículo puede perfectamente ser reproducida por todas las personas que la consideren provechosa. Desde una persona individual, pasando por una familia, un grupo de familias, un condominio, un consejo comunal o una comuna. De esta manera ya no se tiene que depender tanto de las ya conocidas y esquivas harinas de maíz y trigo distribuidas a través de las redes públicas y privadas, sino que cada quien, de acuerdo a las posibilidades, puede producir sus propias harinas. Tan sencillo como secar y moler, a medida que el tiempo transcurre.
alportillo@ula.ve
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