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lunes, 15 de noviembre de 2010

Comer Rezar Amar: Eat Pray Love


De lo mejor que haya visto jamás. Así comienzo para describir esta película dirigida por Ryan Murphy y protagonizada por Julia Roberts (Liz Gilbert), Javier Bardem (Felipe) y Viola Davis (Delia Shiraz).
Se trata de una mujer que lo tiene todo, lo que se llama una vida perfecta. Un esposo, una casa, una cocina remodelada, el trabajo perfecto, amigos y familiares que la quieren; pero poco a poco se da cuenta que necesita cambiar la dirección de su vida… Ya no quiere a Stephen, no porque sea él, sino porque descubre que no quiere estar casada. Así que un día llorando, harta de conformismo, habla con Dios y le pide que la ayude, que le diga qué hacer y eso hará. Acá comienza la historia de Comer Rezar Amar.
Liz guarda sus sueños es una caja. Su tesoro más preciado cabe en una caja. Consta de unas cuantas revistas National Geographic que la llevan una y otra vez a los lugares más insólitos del planeta tierra sin siquiera tomar un avión, pero ella anhela estar en cada uno de esos lugares, montarse en el avión y aterrizar en cada uno de sus sueños. Y aunque ya ha hecho algunos viajes, tiene avidez de más, de vivir más experiencias…
La película se resume en los tres verbos que la titulan:
Comer. Porque unos de los placeres más grandes que podemos darle a nuestro cuerpo es la comida, Liz se zambulle en el mundo de este rico placer nada más y nada menos que en Roma, donde conoce a un grupo de personas con las que disfruta este exquisito acto social que es compartir alrededor de una mesa no sólo el alimento, sino las palabras, las risas, la magia… En este punto Liz desestima el cuidado excesivo de las personas (sobre todo mujeres, y en este caso particular ella) que cuentan cada unas de las calorías que consumen, y se entrega a comer todo y de todo con la simple solución de comprarse unos pantalones una talla más grande para cuando decida volver a su peso sin muchas complicaciones. En esta etapa descubre el concepto “Dolce fare niente”, esa desenvuelta forma de vivir de los italianos, de tomarse un tiempo para hacer nada, nada más que disfrutar, yo diría más bien gozar la vida sin preocuparse por “lo que hay que hacer”, es decir, las obligaciones.
Rezar. La segunda parada la hace en la India, donde va en busca de su espiritualidad. Ahí conoce a dos personajes que la ayudarán a perdonarse. Durante todo el proceso de cambio se da cuenta que siempre estuvo involucrada con alguien, nunca estuvo sola, nunca tuvo tiempo para estar con ella misma. Descubre, recuerda o concluye que Dios reside en cada uno de nosotros tal como es. Deja el lugar sabiendo que Dios está con ella.
Amar. Finalmente regresa a Indonesia, donde comienza la película, con el hombre que predijo su futuro, Ketut. Entabla con él una relación de maestro-alumno que la ayudará a redescubrir el amor. Ketuk le enseña que debe haber un equilibrio entre lo terrenal y lo espiritual. Conoce a Felipe, y se enamora de él…
Si usted se encuentra (y si no, también) en un estado de “ahora qué”, este es el film ideal para ver. Quizás le sirva, a lo mejor no, lo que sí es seguro es va a pasar un rato bien agradable...

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